Claudia Acuña Bio en Espanol
“…fuerza y gracias…”
- Ben Ratliff, THE NEW YORK TIMES
“…la voz de un ángel…”
- Ed Morales, NEWSDAY
“ella ha alcanzado los elemento esenciales de jazz con una efectividad inaudita”
- Don Heckman, THE LA TIMES
“Claudia canta en tradición de los grandes. Su sonido es propio.”
- Abbey Lincoln
“Claudia tiene excelente instintos, y además de cantante es músico - uno de nosotros.”
- Branford Marsalis
Acuña, cantante, arreglista y compositora chilena posee una de las voces más bella y sensual del jazz y de los géneros musicales en su totalidad. Su música sobrepasa barreras, aunque mayormente en español, el poder y emoción profunda trascienden en su música.
Nacida un 3 de julio en la ciudad de Santiago de Chile, desde temprana edad, su familia se mudó al pueblo minero de Rancagua y luego al de Concepción, lugar con una comunidad rica en las artes. Siempre hubo una guitarra en la casa, como es el caso de la mayoría de los hogares en América del Sur. Claudia demostró desde pequeña un interés por las artes, poco fomentada por sus padres, quienes no la expusieron hacia esta inclinación. “Ellos veían la música como un pasatiempo y no una carrera,” dice Claudia. Sin embargo, al escuchar la música de Violeta Parra y Michael Jackson en la radio, decidió convertirse en cantante. “Mi familia no tenía una televisión por lo tanto mi imaginación se convirtió en mi televisión. Comencé a fantasear con la idea de estar frente a una audiencia y buscaba en la radio algo que me motivaran, desde Parra hasta Michael Jackson como también Earth, Wind & Fire, Mozart y musicales. Cuando por fin m escuché a artistas como Erroll Garner y Thelonious Monk, me sentí atraída a esa la libertad de su música sin saber que eso que ellos tocaban era conocido como el “jazz”.
Los profesores y amistades que escucharon a Acuña en el coro de la escuela y en grupos sociales le sirvieron de apoyo y la ayudaron a conseguir oportunidades de cantar, cosa que sus padres no aprobaban. “Yo era la única persona que pertenecía al coro de la universidad sin atender la universidad, pero en éste caso mis padres no se oponían ya que se trataba de una universidad. Una vez más adulta, se presentaron nuevas oportunidad de participar junto a bandas de rock y jazz, donde me obligada a mentir, diciéndoles que iba a casa de unas amistades. También me escapaba al conservatorio luego de la escuela y trataba de memorizarme las lecciones. Cantaba cualquier cosa y luego de que me fueron escuchando, comencé a recibir ofertas de trabajo, donde el dinero producido me sirvió de excusa para salir a buscar más trabajo.”
En 1991, Acuña se muda a la ciudad de Santiago y rápidamente comienza a grabar música para comerciales y comiquitas. Sus propios conceptos musicales también comenzaron a desarrollarse, alimentados por una pareja mayor que conoció, quienes le dijeron que su voz era de una cantante de jazz. Escuchando la amplia colección de jazz que pertenecía a estos nuevos amigos y, cantando semanalmente en la casa de ellos con otros músicos de mayor edad, dejan a Claudia inspirada como también frustrada, ya que no conocía a nadie de su misma edad que tuviese esa pasión en común. Luego de ver una película sobre músicos y clubes en la ciudad de Nueva York y de conocer músicos que se encontraban de gira en Chile, Acuña se sintió lo suficientemente motivada para visitar los Estados Unidos. “Como nunca fui a la escuela de música ni hablaba inglés, todo esto me creaba cierta inseguridad, pero tenía una confianza, más un poco de locura para seguir mi pasión. Un día en el 1995, me dije a mi misma ‘Ya basta, me voy para Nueva York.”
Acuña tenía planes de estudiar en una de las escuelas de jazz pero los costos de matricula eran prohibitivos. En una audición, una de las profesoras le dijo que no necesitaba clases y que podía a prender de la manera antigua en los lugares de jazz en la misma ciudad. Siguiendo este consejo, Acuña comenzó a conocer otros músicos jóvenes y a recibir ofertas de trabajo, aunque la mayoría de ellas eran para participar como otro instrumento del ensamble. “Me sentí más a gusta en Nueva York que en Chile,” Claudia explica, “aunque no hablaba bien el inglés y no tenía casi dinero.” Una serie de trabajos a tiempo parcial la llevo a ser parte del personal del reconocido club de jazz Blue Note, donde pudo escuchar a muchos legendarios, aumentando aun más su determinación de encontrar una voz original. “Escuché a Dizzy Gillespie y su orquesta de las Naciones Unidas en Chile, y pensé que si él podía interpretar la música latina, igual yo podía traer mi trasfondo al jazz.”
Fue en Small’s en el Greenwich Village, un lugar que se desborda de talento, que Acuña conoció y trabajó con artistas tales como Jeff Ballard, Avishai Cohen, Frank Hewitt, Guillermo Klein, Jimmie Lovelace, Brad Mehldau, Harry Whittaker y el hombre que se convirtió en su director musical y amigo más cercano, el pianista Jason Lindner. Le dieron una copia de la llave del club a Acuña, permitiéndole ensayar, en lo que ella convirtió, en una rutina diaria. Luego de tocar por primera vez en el Zinc Bar, comenzó a recibir ofertas de otros clubes y restaurantes en Manhattan. “Todo el mundo quería explorar y fueron sumamente leales,” Claudia recuerda. “Era como un ganga pequeña de música. En ese entonces entendí que estaba en el lugar correcta y que había tomado la decisión correcta. No estaba en la escuela, pero cada nota musical que escuchaba era una lección.”
Compañías de música comenzaron a demostrar interés luego de que una grabación en vivo comenzó a circular sin su conocimiento. En 1999 firmó con Verve Records, donde grabó dos discos, Wind from the South y Rhythm of Life. Un tercer disco fue grabado para MAXJAZZ en el 2004 y su álbum debut bajo el sello de Marsalis Music, titulado, En Este Momento, lanzado en abril del 2009. Acuña también ha grabado y girado con una lista de artistas, entre ellos: George Benson, Joey Calderazzo, Billy Childs, Roy Hargrove, Tom Harrell, Christian McBride, Danilo Pérez y Pablo Ziegler. Con el tiempo, Acuña ha presentado más de su propio material en su propio lenguaje. “Siempre prometí que mi música rendiría homenaje a quien soy,” Claudia añade, “Llegué al punto donde hacía una ó dos canciones en español y luego una ó dos canciones en inglés. Pero no quiere encerrarme dentro de una formula porque mi crecimiento ha sido orgánico como una semilla que produce más hojas, ramas y flores con cada año.”
Acuña es portavoz para la organización World Vision Chile, lo cual subraya su compromiso más allá de la música. “Escuché sobre World Vision Chile por casualidad y me involucré aún más cuando vi que la organización sí funciona,” dice Claudia. “Estoy interesada en todo lo que se relaciona a proteger al mundo y los niños son la prioridad. Cualquier organización que no clasifique a los niños como delincuentes, sino que ayude con sus necesidades, estaré involucrada.”
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